jueves, 24 de agosto de 2017

COMPARTIR O COMPETIR


COMPARTIR O COMPETIR
Valentina Saldarriaga Echavarría
  
Podría parecer que los términos compartir y competir fueran excluyentes el uno del otro, pero la realidad nos demuestra que esto no es así.
Competir es algo innato que se presentan en la mayoría de las personas; educar a las personas en estos hábitos los llevará a tener ciertos valores, alcanzar sus metas y lograr objetivos.
Para ser competitivos hay que trabajar la excelencia en la disciplina del equipo, requiere desarrollar competencias y capacidades como la paciencia, persistencia, planificación, presión y otras emociones.
Compartir, en cambio, también puede tener una vertiente negativa.
Compartir algunas veces nos lleva a tener actitudes negativas y no progresar personalmente, también el compartir llevará a que las personas sean dependientes.
Tras compartir mucho con una persona empezaremos a sentir que tenemos una necesidad y cada vez acudiremos más a ella.
Compartir supone partir de un grado de autonomía previamente saber detectar necesidades y qué hacer para solucionarlas.
Se compara el compartir y el competir.
Uno parte de ver a una persona como algo bueno y el otro como un enemigo.
Ejemplo: Compartir algo con otros nos hace sentir muy bien, quizá no siempre a corto plazo, pero sí con el tiempo, ya que las relaciones se equilibran y tienden a crecer cuando se comparte.
En el ámbito de las organizaciones, son frecuentes las negociaciones.
Es importante saber que al ganar mutuamente es lo mejor que solo perder uno mismo.
Tienes dos dulces y quieres comer otra cosa, tú negocias y si a la persona le gusta, ganan los dos.
Las dos características que definen nuestro entorno económico actual son la incertidumbre y la complejidad.
Son como dos virus que nos paralizan.
La capacidad de adaptación, el poder afrontar la complejidad y aplicar una forma de trabajo más inteligente es la clave para conseguir organizaciones adaptables al entorno.
Tener personas capaces de adaptarse y se creativas llevará a que las empresas sean algo más atractivo y productivo.
Muchas veces, el liderazgo
marca de forma importante el modelo de comportamiento de una organización.
Es difícil encontrar una persona con un liderazgo compartido y que tengan un gran agrado a las personas.
Ejemplo: todos los miembros del equipo tienen capacidades distintas que pueden hacer de ellos mejores, todos deben tener liderazgo, así podrán trabajar de forma equitativa y sin ningún problema.
¿Por qué el liderazgo compartido?
Nada es suficientemente completo como para dominar todo el entorno. La suma de estas habilidades y capacidades que están en diferentes personas, si las saben compartir, permiten desarrollar un enfoque más adaptado al entorno y mejorar la capacidad de competir.
Una no es suficiente para liderar un entorno donde no pueda llevar acabo sus objetivos personales y no motive a las personas.
Según mi experiencia, para lograr esta armonía en una organización, hay seis aspectos que hay que potenciar
Enseñar y aprender a vivir la vida con responsabilidad, energía y entusiasmo, ayudar y potenciar a las personas a llevar una vida más interesante cooperando, siendo positivos, disciplinados, teniendo un gran sentido del humor y teniendo una organización del tiempo excelente.
Al aprender a optimizar e utilizar el tiempo es indispensable para empezar a llevar una vida bien planteada con todo el entusiasmo y la energía sin dejar a un lado la familia y el humor.



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